En esta entrada os prometíamos cómo se desarrolla la Inteligencia Emocional de un ser humano y cómo evoluciona en cada etapa de crecimiento.
Un recién nacido utiliza un lenguaje de tipo no verbal: gestual, corporal, tono de la voz, llanto en 99% . Que no es el adecuado para expresar como se siente. Los bebés observan nuestra postura, movimientos de la cara, tono de voz… y se especializan en eso, sacan información de nuestra seguridad al caminar, de cómo estamos sentados...
En adulto el porcentaje, a nivel no verbal, es de 97.3% y verbal es de un 3% una parte es consciente y otra es inconsciente sobre cómo nos sentimos. Por ejemplo, si hablamos con alguien acercándonos a la puerta quiere decir que nos queremos ir ya. Esta parte inconsciente se traduce en herramientas que utilizamos para apoyar el mensaje que va en función de con quién estoy hablando y para qué. Toda comunicación directa es lenguaje no verbal. El tono de voz, hacia dónde va la mirada, micro-gestos de la cara. Los niñ@s perciben esta comunicación como si estuviéramos hablando con ell@s, al ser inconsciente dice exactamente como me siento. La inteligencia emocional se centra en este lenguaje para acompañar a nivel educativo.
Por ejemplo, si decimos a un niñ@ “que no se miente”, ellos observarán si estoy mintiendo o no. Un bebé está conectado emocionalmente con su madre hasta los 4 años. Siente todas las emociones que siente su madre. ¿Qué hacen los niñ@s con eso? Las hacen rebotar en nosotros como si fuéramos su espejo. Vemos nuestras propias emociones reflejadas en ellos; esto no es fácil, porque ell@s no pueden controlarlas hasta los 3 años, por lo menos. Para poder hacer un buen acompañamiento tendremos que hacer que nuestro lenguaje verbal y el no verbal estén al mismo nivel y sea coherente, porque si decimos una cosa y nuestro cuerpo hace otra, el único mensaje, que el/la niñ@ va a extraer de ahí, es confusión y la confusión genera desconfianza. Hay un choque de mensajes donde no encuentra la coherencia.
Otra cuestión sería, al hilo de anterior, la de poner límites a tiempo y con sentido común. Razonar esos límites con ellos/as. Por ejemplo, no se le podrá decir en invierno "nunca se juega con agua”, si luego en junio le animo a jugar con agua, hay que comprender cómo poner el límite para que sea razonable y coherente.
Cuando vamos a poner un limite hemos de vigilar:
- Que sea adecuado a la edad del niñ@,
- Que no nos estemos dejando llevar por nuestro miedo a que
implique un “peligro” para el niño,
- Tenemos que creer en lo que estamos diciendo,
- Procuraremos no imitar a otras mamás que lo hacen de “esa
forma” y les “funciona”,
- Lo que estamos diciendo tiene que ser cierto, y si no estamos
seguros pedimos ayuda,
Ese límite se ha puesto desde la intención constructiva del aprendizaje del niñ@s,
No pondremos límites basados en nuestro cansancio, porque "hoy estoy cansado" y "mañana ya no lo estaré... " Y además, el/la niño/a recibe la información de que su madre/padre está cansado/a y al principio no lo entienden, pero luego cuando el niñ@ lo comprende empieza a hacer las cosas por su cuenta, y no preguntará si puede o no puede hacer tal cosa, asumiendo que le van a decir que “No” todo el tiempo. Menos límites bien puestos ahorran mucha energía emocional. Cuando nuestro lenguaje verbal y no verbal es coherente el/la niñ@ percibe protección y amor.
El límite tiene que cumplir dos aspectos importantes:
- Que limita la libertad (sobre todo la que de forma
inconsciente les pone en peligro)
- Si está puesto correctamente, les proporciona protección,
para que no adelanten etapas...
Observaremos cuando adquieren nuevas capacidades como: aprender a cortar sol@ con cuchillo, cuando empiecen a salir, para ir moviendo esos límites en función de su crecimiento.
El límite ha de ponerse después de la “crisis, rabieta, enfrentamiento” no se puede poner en el momento de la frustración, ya que no responderá adecuadamente si sigue intentando manejar la emoción. Una vez calmados, pensaremos en la situación desencadenante y lo dialogaremos con la pareja y ell@s mismos de forma coherente. Ya que el 90 % de las rabietas están basadas en la inseguridad de no sentirse protegidos por esto, los límites.
Si explicamos nuestros enfados estamos canalizando la emoción y tendremos menos necesidad de violencia, de encerramiento o de lejanía. Escribir es una buena forma de desahgo para adultos y adolescentes poner en palabras lo que sentimos y expresarlo.
Respetaremos las expresiones del menor, su emoción y su energía. El enfado no es “malo” solo hay que poner la atención en cómo lo expresamos. Todos o los pocos recursos que tienen los niñ@s forman parte de un proceso de comunicación. No se trata de chantajes o manipulaciones... tenemos que saber ver qué nos quieren comunicar.
En casa su referente emocional somos las madres y padres e ello@s imitan de nosotros la gestión de esas emociones. Seremos siempre su referente principal y confiarán en nosotros. En el colegio, el/la niñ@ busca referentes emocionales, profesores, monitores, niños más mayores... Dentro de la escuela no saben quiénes les van a atender esas necesidades de protección, con lo que el/la niñ@ buscará la conexión con esa persona a la que, por supuesto, copian. Para ello, se puede ayudar a la escuela a promocionar actividades y formaciones en educación emocional.
Todos estamos aquí para la
construcción de la vida de los niños, en la escuela entra si el
profesor /a es vocacional o simplemente tienen que trabajar y no son
capaces motivar a los niños para que formen un referente emocional
fuera de la casa. Fomentar la educación emocional con la escuela por
parte de las familias con reuniones mensuales o semanales ayuda a que los niñ@s sigan esa línea común educativa que fortalecerá sus herramientas para su propia gestión emocional, dentro y fuera de casa.
Es una necesidad grupal que la
educación se lleve a cabo en la escuela, para que podamos lograr esta tarea de la mejor forma, con las herramientas que tenemos.
O si no cumple nuestros objetivos buscar otras formas de
escolarización como la crianza compartida, o homeschooling, etc... Lo que
está claro, es que las AMPA's necesitamos de implicación,
comunicación y presencia en la escuela. Para proponer el tipo de
actividades que a nosotr@s nos gustan en consonancia con la educación
emocional de nuestros hij@s. Y que debería haber apertura por parte
del centro educativo a nuestras propuestas. Si hacemos "grupo" y acordamos qué
es lo que nos gustaría implementar en el centro, podremos entre
todos implicar a nuestros hij@s de acuerdo a líneas básicas del
método educativo que queramos tener...
Autoestima: es la capacidad para
quererse a uno mismo tanto si logra sus objetivos como si no. Somos
personas que estamos aprendiendo constantemente. Se desarrolla
alrededor de los 7 años, ya que son conscientes de que pueden hacer
cosas por ell@s mism@s y descubrir sus limitaciones internas a nivel de
crecimiento. Es aquí, donde podremos calibrar el nivel de
frustración.
Si yo “educador/madre/padre” pongo
una silla muy alta o no adecuada para su edad se caerá y solo tengo
dos opciones: 1. la silla tiene que ser más baja o 2. estar ahí
para recogerle... Observaremos dónde nos necesitan en su proceso de
aprendizaje. La autoestima la copian de nosotros.
Si estamos dando el
100% de nosotr@s en algo, estamos tranquil@s porque que todo va a ir
bien, si no nos gusta, lo observamos y lo podremos cambiar. Eso no
siginifica que tengamos que estar las 24horas dando el 100% a
nuestros hij@s, hemos de saber de cuánto tiempo disponemos pare
ellos. Tiempo de calidad, sin móvil, sin limpiar, sin cocinar, sin
hacer otras actividades al mismo tiempo. Si disponemos de poco tiempo
dedicaremos a nuestr@s hij@s a media hora de calidad diaria, al 100%
El día tiene 24h y hemos de repartirlas, no podemos fabricar tiempo.
El tiempo no se puede aumentar, no
tenemos más, cuanto mejor lo gestionemos mejor viviremos. El siguiente cuadro puede ayudarte a priorizar tus propósitos,
objetivos o tareas.
Se trata de un equilibrio entre
nuestros límites y las necesidades de nuestra familia. Si todos
fuéramos en todo momento, las mejores madres, padres, hij@s,
maestros, trabajadores, am@s de casa, no
habría espacio para el aprendizaje. Aceptemos que no somos
perfectos y detectemos qué cosas queremos mejorar ahora con las
herramientas que tenemos, l@s niñ@s que tenemos y el trabajo que nos
ha tocado. Todo esto nos ayuda a tener autoestima y aceptar nuestras
limitaciones.
Abi S.Wall