Estimadas familias:
En primer lugar, el pasado día 3 de marzo tuvimos la suerte
de contar con profesionales como Sergio Carneros y nuestra querida cooperante
Carmen Muñiz, los cuales, a través de dinámicas activas, nos introdujeron en
nuestros propios parámetros de autoconocimiento y prosiguieron con técnicas sobre
cómo conseguir un entorno respetuoso. Todo ello fue
posible gracias a la dedicación altruista de la
organización de la AMPA de Serracines con la colaboración de RIE. Somos
conscientes de que se trata de un tema delicado, no fácil de abordar y aún así,
fuimos un buen número de participantes y, lo más importante, con predisposición
y entusiasmo por mejorar y poner de nuestra parte. ¡Gracias a tod@s los que lo
habéis hecho posible!
En segundo lugar, desde RiE (riedu.org) nos
han enviado un resumen para que os sirva de referente y recordatorio de los
diferentes conceptos que se trataron (ver más adelante). También, poner a vuestra
disposición el artículo con el que comenzamos la formación "Cuando descubres que tu hija es el maltratador: el hilo sobre el bullying que nos hace reflexionar". Quizá os parezca interesante tenerlo y poder
compartirlo con otras personas que no tuvieron la oportunidad de compartir el
taller aquel día con nosotr@s. Como ya se mencionó en los textos de
agradecimiento de la página de facebook, nuestros niñ@s estuvieron perfectamente atendidos y
divertidos gracias al acompañamiento de Tamara y Alfonso.
Pocas veces
nos paramos a pensar cuáles son las circunstancias en las que los niñ@s se
desenvuelven para sentirse integrados. Siempre han existido los ambientes de
poder y violencia.
Desde los Reyes a los campesinos: donde la opresión de la monarquía hacia el campesinado introducía patrones de miedo y estrés, así como ciertas leyes, el ejército, los castigos, provocar su empobrecimiento, denotando superioridad y falta de educación hacia al otro, torturas, sobornos, etc.
Desde los Reyes a los campesinos: donde la opresión de la monarquía hacia el campesinado introducía patrones de miedo y estrés, así como ciertas leyes, el ejército, los castigos, provocar su empobrecimiento, denotando superioridad y falta de educación hacia al otro, torturas, sobornos, etc.
Desde los
países desarrollados del norte a los de la periferia económica: mediante
estrategias económicas impulsando su pobreza, más leyes, violencia, ejército,
armas, negación de derechos fundamentales, fabricas de explotación, escasez del
acceso a recursos, contaminación... Les imponemos nuestra cultura y no dejamos
que la suya se desarrolle.
Desde los jefes a los trabajadores: con poder e imposición de salarios y recortes, inculcando miedo y humillación...
Desde los jefes a los trabajadores: con poder e imposición de salarios y recortes, inculcando miedo y humillación...
De hombres
a mujeres: sueldos menores, violencia física y cultural, miedo, fuerza,
intimidación, menor educación, dependencia...
De adultos a niños: dinero, estado físico y de desarrollo, castigos.
De adultos a niños: dinero, estado físico y de desarrollo, castigos.
De gente de
piel blanca a gente de piel de color: relación, miedo, exclusión… De humanos a
animales y un sin fin de ambientes y resulta que también de niñ@ a niñ@ existen
estas sucesiones de poder pero no porque haya un niñ@ encima de otr@ sino
porque están viendo culturalmente eso y saben que existe el poder sobre otr@s y
ell@s simplemente quieren saber dónde se posicionan. Con lo cual gracias a
nuestra sociedad y cultura, tal y como la hemos llevado a cabo se está
presionando al niñ@ de alguna manera u otra para que se posicione.
Cuando
viene un niño a contarnos algo, puede que haya un caso ahí de bullying, pero
como no le escuchamos bien, porque “no tengo el tiempo”, o no sabemos qué
necesita, por lo general le damos un consejo no válido o le quitamos
importancia al asunto. En este momento es donde nos damos cuenta de que algo
sucede y nuestra mejor labor en ello sería aplicar la escucha activa. Solo
tenemos que escuchar su necesidad, solo ver qué es lo que necesita y solo le
vamos a dar consejo si nos lo pide. La escucha activa no es dar nuestra
opinión, no es hacer juicios, la escucha activa es: prestar atención al otro
para ver lo que necesita. Aquí tenéis un resumen explicativo.
Nosotr@s
tomamos decisiones según nuestras creencias. Si creo que “he hecho algo mal”
tengo dos opciones: 1. esconderlo o 2. declararme culpable. Los niñ@s también
toman decisiones en base a “sus creencias”, son las que nos llevan a
relacionarnos de manera negativa como puede ser el bullying porque para
sentirnos más valorad@s hacemos tal o cual cosa (incluso si no sabemos que estamos
molestando a alguien).
Por
ejemplo, pegar a un compañer@. Un@ genera esa creencia y se cree que por pegar
va a ser más fuerte y mejor valorado por los demás. Y esa creencia se genera
porque los niñ@s buscan conectar, ser reconocidos, pero no saben expresarlo.
Los niños que son acosadores necesitan pertenencia. El acosador percibe que es
“bueno” acosar porque es bueno para él y tiene esa creencia, es una manera de
intentar pertenecer al grupo, de adaptarse a la sociedad, a lo que ve, somos
máquinas de adaptación. Y la herramienta que nosotr@s podemos ofrecerle a ese
niñ@ es la escucha activa. Los niñ@s están viendo y viviendo figuras de
violencia social, en la televisión, en youtube, en el barrio, en casa, no sólo
en el colegio, y es allí es donde tienen mayor expresividad para “mostrar o
demostrar” su pertenencia. De niñ@ a niñ@ es fundamental trabajar la escucha
activa. Al trabajar esta herramienta se genera EMPATíA y eso hace que nos
pongamos en lugar del otr@. El niñ@ que no escucha no puede ser empátic@.
Sergio
siguió su exposición con algo que debemos tener como la clave para entender
nuestro comportamiento y el de nuestros peques: el Funcionamiento del Cerebro.
Cuando nace un niño las estructuras que tiene son las más básicas, hambre
sueño, necesidad, dolor, etc. Lo primero que hace el cerebro es atender a la
supervivencia, es el cerebro reptiliano que no se va, se mantiene siempre, nos
ha dado la vida y es nuestro instinto básico de supervivencia. Después hay otra
parte que son las emociones más básicas, por ejemplo el miedo, ya que los niñ@s
reaccionan al experimentar sentimientos y emociones, como el apego a la mamá. Más
adelante se produce el desarrollo de la corteza cerebral ahí se centra el
lenguaje, el pensamiento, caminar. Y finalmente el desarrollo cerebral más
alto, a partir de los 25 años, como puede ser pensar sobre los propios
pensamientos, emociones, comunidad global, cómo se siente el otro. A un nivel
muy alto de empatía donde se encuentra el cerebro integral.
Tod@s
deberíamos preguntarnos ¿Cuál es nuestr@ momento integral del día? Cuando un
cerebro “se destapa” por falta de integración y sale lo más instintivo, por
ejemplo, cuando el despertador no suena, un frenazo, un accidente, para poder
reaccionar de forma constructiva, el cerebro necesita estar integrado. Cuando
llegamos a casa exhaustos de tanto trabajo y nuestr@ pequeñ@ solo quiere saltar
encima de nosotr@s, que juguemos con él/ella, que le prestemos toda nuestra
atención, pero ya es tarde, tendría que estar en la cama y aún los juguetes sin
recoger y la ropa del día siguiente sin preparar o su mochila o aaahhhhggg!! y
de repente nos encontramos “tirándonos de los pelos”, irritables, enfadados,
imponiendo órdenes a nuestr@ hij@ para que haga lo que nosotros creemos que
tiene que hacer nos estamos convirtiendo en = cerebro destapado ≠ cerebro
integrado.
Pues bien,
para poder entender y comprender al niñ@ deberíamos de optar por respirar y
tranquilizarnos, es decir, integrar nuestro cerebro y encontrar nuestr@ momento
“zen” que puede durar dos minutos, quince o una hora. Que deberemos de pedir a
nuestra pareja o familiar así como a nuestr@s hij@s este “momento nuestro” o
encontrarlo dentro de nuestra de rutinas, antes de dedicarles verdaderos
momentos de calidad única y exclusivamente para ellos sin tecnologías, sin cenas que
se queman, sin lavadoras que se terminan, sin estar ejerciendo ningún otro tipo de
actividad simultánea. En una pelea se activa nuestr@ instinto de supervivencia,
no podemos ir a un bar y separar a dos que se pelean “hablando” y “diciéndoles
que por favor hagan las paces y se den dos besos”. Primero tendrán que dejar de
pelear, ir al rincón, beber agua, respirar y tranquilizarse para poder entablar
una conversación.
Para educar
con tranquilidad y hablar con nuestros niños de forma tranquila se activan lo
que se conoce como neuronas espejo, de las que ya se hablaba en el post
anterior. Si estás enfadado el contrario se enfada, si estás gritando tu
interlocutor grita más, si estás relajado el oyente se relaja.
Lo mejor es
optar por ir a tranquilizarse y luego hablar cuando estén bien. Ayudar a que el
niñ@ se ponga a nuestro nivel. Podremos, en niñ@s pequeñ@s, desviar el tema hacia
otros pensamientos para intentar calmar sus actitudes. Les preguntaremos ¿Qué
necesitas? Este tipo de preguntas hacen que un@ vuelva a sí mismo y cambia la perspectiva de lo
que se quiere transmitir.
Contaremos
primero con el funcionamiento cerebral, podemos leer más sobre este tema con el
libro del Dr. Siegel El cerebro del Niñ@.
Hablaremos con nuestra familia, parejas, abuelos e incluso los niñ@s para que sepan lo que queremos aplicar.
Hablaremos con nuestra familia, parejas, abuelos e incluso los niñ@s para que sepan lo que queremos aplicar.
Si un niño
está nervioso podemos crear un rincón de la tranquilidad. Investigaremos con
qué cosas está tranquilo: cuentos, bote la calma, música suave … y ellos mismos
sabrán en qué momento pueden ir a ese rincón para que ellos entiendan que están
en ese estado de “destape”. Cuando estamos nerviosos acudimos a las
alternativas. ¿Que te gustaría hacer cuando estás nervioso? Daremos opciones:
salir a pasear, rincón de la calma, cuento... Cada adulto necesariamente ha de
saber qué necesitamos para estar calmados, respiración profunda, ir al baño,
mindfulness, para poder disfrutar juntos con nuestros hij@s al mismo nivel. Los
niños por lo general están en "modo" instinto de supervivencia y emociones no
gestionadas. A todos los cerebros les encanta estar así, instalados en
plataformas emocionales de enfado, rabia, ira... La gente que está ahí, tiene que
cambiar muchas cosas para poder integrarse.
Intentaremos
aplicar nuestras herramientas sin agobiarnos. Nunca vamos a disponer de tiempo. Basados en eso, el tiempo que tenemos para pasar con ellos tiene que ser
calidad, y ponernos a la altura del niño. Dar tiempo para que nuestr@ hij@ se
exprese, en la espera es cuando empiezan a contarnos cosas, es el tiempo de
calidad a dedicar a cada uno. Los adolescentes necesitan mucho más, pero que
sepan que como adulto estás ahí. Antes de hablar con cualquier persona que
exista un momento de conexión para identificar qué necesita. Que entienda que
nosotros tenemos el tiempo para escuchar activamente. Lo mejor es no agobiarse
con llegar a lo “super ideal”. Reconocemos que no tenemos tal habilidad, y
buscamos la herramienta y la entrenamos. Todos estamos en este trabajo,
partimos de unas experiencias de las que no tenemos habilidades. Nos cuesta
quitar los patrones del pasado.
Los límites
los ponemos los padres. De forma tajante, tener los límites claros le da seguridad
al niño. Si no existe el límite, en situaciones de estrés sería un caos. Y las
normas las ponemos entre todos todos en casa, son para nuestra convivencia.
Mejor pocas normas y celebrar que “estamos cumpliendo la norma”.
¿Cómo crear
confianza? La confianza tiene que irse generando, que sienta que cuenta con
alguien, que conecte.
¿Cómo crear
niños empáticos? Si son capaces de reconocer sus emociones.
No se trata
de cómo subir la autoestima, si no de cómo no dañar la autoestima. Cuidarla.
Aceptar las diferentes opiniones.
El Amor
incondicional es clave, pase lo que pase el amor con nuestros hijos no
desaparece nunca. Puede no gustarnos algo pero no van a perder nuestro amor por
ellos. Nunca tiene que estar en duda.
Firmeza y
amabilidad. El lenguaje no violento, hablar poco para poder controlar lo que
digo. Aplicar el sentido común. Aceptación. Predisposición hacia el cambio.
Cuánta más predisposición haya mejor. La clave es mirarse dentro cambiar uno
mismo para poder ver cambios en el entorno. Conocer y reconocer nuestros miedos
y nuestras flaquezas.
Nos falta
crear comunidad, hacer red y escuchar. Necesitamos ser escuchados y ser parte
de una sociedad. Desde el bulllying hasta otros problemas psicológicos
preguntaremos ¿qué necesitas? Cuéntame y simplemente dejar que hable la otra
persona.
Hacemos
muchas cosas de forma inconsciente. Los niñ@s aún más. Cuando llegamos a tener
consciencia de cómo y por qué hemos actuado de tal o cual manera disponemos de
mayor apertura para utilizar y entrenarnos con las herramientas que elijamos
para corregirnos a nosotros mismos. Cuando gritamos a alguien, nos gritamos a
nosotros mismos, cuando pegamos a alguien nos pegamos a nosotros mismos (eso
sólo provoca violencia en el otr@), cuando culpamos a alguien nos culpamos a
nosotros mismos.
Muchas
veces somos conscientes de lo que nos gustaría para ser una “familia ideal”
pero no disponemos de las habilidades para lograrlo. Y el problema surge cuando
uno sabe lo que no quiere ser para su familia pero no sabe cómo conseguir hacer
lo contrario. Al pasar a ser conscientes y tener habilidades, buscamos talleres
y herramientas y debemos entrenar mucho para lograr nuestras pequeñas metas.
Partiremos
sin culpas en este nuevo camino porque antes era inconsciente. Y tratamos de
encaminarnos y encaminar a otr@s para que les vaya bien a largo plazo. Nos
adaptamos a todo. Cuando ya somos conscientes, no podemos “dejar pasar “ el
caso cuando lo vemos. Mucho ánimo y culpas fuera.
Abi S. Wall